El vino, que a mí me encanta, es uno de esos productos que un buen día pasan de ser un simple complemento en nuestra mesa a ser un producto milagro con propiedades fabulosas. Y cuando ya te has comprado tu botellita de vino, feliz y contento de cuidarte por dentro, van en los periodicos y te dicen que es un timo. ¡Vaya chasco!
La culpa la tiene nuestro modelo actual de subvenciones a los estudios científicos, por los cuales algunos investigadores pueden llegar a falsear sus datos con tal de obtener su sustento, o incluso un buen pellizco económico. Pero volvamos a hablar del vino.
El vino, y de forma más concreta el vino tinto, tiene una sustancia llamada resveratrol, un antioxidante natural. El investigador Dipak K. Das determinó que dicha sustancia activaba la producción de Sirtuinas, una enzima realacionada con el aumento de la longevidad y ese descubrimiento revolucinó el mundo de la salud y la cosmética. Hoy en día es fácil encontrar productos de belleza que poseen resveratrol.
Sin embargo estudios publicados en la revista Nature esta misma semana desmienten los descubrimientos de Dipak. Por ejemplo está el estudio de David Gems, del University College de Londres (Reino Unido), en el cual se descartan casi de forma definitiva las propiedades que se le daban a las sirtuinas. Además tanto su estudio como el de Leonard Guarante, del Instituto Teconológico de Massachusetts (Estados Unidos), no consiguieron activar las sirtuinas usando reveratrol de ninguna manera.
La investigación de Leonard Guarante descarta que las sirtuinas puedan alargar tanto la vida como se pensaba, aunque a diferencia del de sus colegas de Reino Unido, afirman que sí puede ayudar a alargarla un poco. En cualquier caso la sirtuina es sólo una de las más de 100 modificaciones genéticas que aumentan la esperanza de vida de gusanos y moscas de la fruta sobre las que se realizan estos experimentos. Con lo que sabe hoy día afirmaciones como que el resveratrol alarga la vida carecen de una base sólida. Pero eso no quiere decir que dejen de investigarse.
En fin. Al pan, pan, y al vino, vino, solía decir mi abuela. Más razón que un santo tenía la mujer, y es que las cosas son como son por más vueltas que le queramos dar. El vino, cuando es bueno, tal vez no sea la fuente de la eterna juventud, pero sigue siendo estupendo en su medida. Acompaña al ser humano junto con la cerveza, el pan y otros tantos mucho antes de que pudieramos plasmar nuestra historia por escrito. Ya entonces sabíamos lo que es bueno, siempre que no se te suba a la cabeza.
Nos leemos.
Fraude de Depak en The New York Times.
Fraude de Depak en El Mundo.
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