26/3/09

Estilos de vida

Dicen que la gente no cambia, y es verdad, pero habría que acotar esta frase. La gente cambia de hecho cambiamos con el tiempo y no sólo de un modo físico. Cambian nuestras circunstancias y nuestro estilo de vida. Cuando tenía 16 años jugaba al tenis 6 horas semanales, corría 4 horas y todavía tenía ganas de hacer más deporte, de hecho hice rutas en bici memorables con mi amigo Adán, de esas en las que incluso se nos hacía de noche antes de regresar. Cuando entré en la universidad perdí ese ritmo, jugué al boley el primer año y continué todo lo que pude con el tenis pasando a jugar una vez al mes, y posteriormente dos o tres veces al año. Al final lo dejé todo. Esto se debe a que no solo estudiaba, tenía trabajo y con el tiempo fui dedicandole más y más horas.

Hoy en día soy feliz con jugar una vez al año al tenis, nado sólo en verano y poco, la verdad. Ya apenas salgo a correr y si salgo no llego casi a la hora corriendo. La bici sí la uso, pero para pasear y apenas tengo tiempo para eso. Se puede decir que el único ejercicio diario que hago es la caminata al trabajo desde casa (por suerte no me pilla lejos, sino tampoco lo haría).
Mi rutina no es la que tenía antes. Ahora me levanto y lo primero que hago es encender la wii o el ordenador para ver las noticias, blogs y el tiempo. Todo esto muy deprisa porque enseguida me ducho y me voy corriendo a la uni o al trabajo. Normalmente llego tarde y cansado, sobretodo hacia el final de la semana. Sólo me apetece cenar y como mucho mi típica partida a la wii antes de acostarme. Por cierto siempre (o casi siempre) ceno con Tali viendo Un chapuzas en casa y si no fuera por ella no comería ni la mitad de bien, digo esto porque ella me prepara comida sana y nada de precocinados. Aunque como cocina muy bien a veces me hincho demasiado ^^U Con el palillín que estaba yo hecho...


En fin, lo último que hago antes de dormir es darle un poco al blog y leer un libro. Lo cual me recuerda una cosa. Me he comprado un atril. Llevaba mucho tiempo pensando en comprar uno y como no, al final me he comprado el más chulo pero menos útil de los que había. Es de madera con la base redonda y dos pestañas de metal para coger las hojas (sí, es el de la foto). En realidad no es el más útil porque con esas pestañas no puedes adaptar el cierre al grosor del libro. Ha sido toda una metedura de pata por mi parte porque precisamente lo quiero para los volúmenes más grandes y pesados. Sin embargo es el que me gusta, así que le buscaré las mañas para que quepan bien los libros, además queda la mar de decorativo.

Nos leemos.

Consejo de óptico: Va a ser hora de comenzar la operación bikini...

4 comentarios:

  1. Jo, me he sentido superidentificada con lo que has dicho, incluso con lo de las pestañas del atril (yo buscaba uno plegable y no me fijé en ese detalle).

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  2. jajaj preocupado por la barriguita cervecera ehhhh XD mis primos siempre han dicho eso después de casarse, empiezas a comer comidita rica y a hacer menos deporte.... y pasa lo que pasa!pero vamos, tu precisamente no te puedes quejar de eso!
    a ver si encuentras la manera de apañar el atril ^^

    un beso tron!

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  3. Rosetta: Al menos no soy el único que compra atriles decorativos y poco funcionales ^^u De hecho creo que no debemos ser muchos los que tenemos atril en casa.

    Susana: Si es que los años no pasan en balde y si encima uno tiene esta propensión mía a la vaguería y el buen comer... jajaja Pero tienes razón, no debería quejarme, todavía hay quien me echa 20 añitos :p (eso sí, afeitado y sin traje).

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  4. Tú tambien cocinas muy bien, lo que pasa es que ya no tienes tiempo para eso.

    Yo veo lo que ha cambiado mi vida cuando recuerdo, por ejemplo, que antes iba de discotecas de vez en cuando y ahora una vez al año y a dios gracias jajajaja

    En fin, no cambiaria mi vida de ahora, por la que tenía antes.

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